Capítulo 2
Cambios y sensaciones
Ya han pasado casi dos meses desde que subí al avión que me llevaría al lugar en el que ahora mismo me encuentro escribiendo. En tan solo un par de meses han cambiado tantas cosas, ha sido bastante intenso en todos los sentidos y he vivido todo tipo sensaciones.
Mis primeros días en Francia, tenía sentimientos encontrados. Por una parte, estaba feliz porque estaba junto a mis padres y mi hermana y podía disfrutar de mis primeros momentos con ellos, pero, por otra parte, estaba bastante nerviosa y asustada porque en el momento en que se fueran, lo poco que quedaba de mi hogar, se iba a acabar alejando por un tiempo. El día de la despedida fue intensa y un poco dura, pero agradecí un montón haberles tenido a mi lado aquellos días, gracias a ellos me sentí mucho más fuerte para despegar sola.
Antes de venir aquí, tenía unos objetivos y deseos que quería cumplir, uno de ellos era descubrir cosas acerca de la cultura entre Francia y España y conocer a gente de muchas nacionalidades.
Con respecto a esto, he tenido la oportunidad de conocer a mucha gente de diferentes nacionalidades de las que he aprendido mucho y entre ellas se comprende la nacionalidad francesa. Hasta ahora de lo que he aprendido de los franceses (una cosa que todos ya sabíamos) es que por lo general son personas muy educadas y respetuosas con el resto, y esto no quiere decir que los españoles no lo seamos, ni mucho menos, tan solo es que entre los propios españoles no se aplica tanto ese distanciamiento entre las personas y solemos tutearnos bastante pronto, esta es una de las diferencias entre un país y otro. Por otro lado, en las clases de traducción francés-español he podido observar atentamente el nivel tan alto de español que tienen los franceses. En cuanto a este tema, cuando he hablado con gente francesa, la gran mayoría opinan que para los franceses aprender español es mucho más complicado que para los españoles aprender francés.
Es cierto que los españoles hablamos con muchas expresiones idiomáticas u otro tipo de expresiones (tan normalizadas entre nosotros) que a veces no nos damos cuenta de cuando las usamos, pues están incluidas en nuestro lenguaje de manera natural. Un ejemplo es “tomar el pelo a alguien”, que significa burlarse de alguien con promesas falsas.
Acerca de la cocina, tenemos bastantes platos en común que puedes encontrar tanto en un restaurante en Francia como en uno en España, pero es cierto que también hay peculiaridades y platos típicos. Un plato francés que al parecer conoce mucha gente es el blanquette, que nos cocinó por su cumpleaños mi amigo Julián y que además es bastante sencillo de hacer. Algo que me resultó curioso de este plato, y de muchos más platos franceses, es que cocinan utilizando mantequilla en lugar del aceite de oliva, como se usa en España.
Por otro lado, un aspecto que me llamó mucho la atención desde que llegué aquí son los saludos. Todo el mundo conoce el famoso Bonjour para decir buenos días, pero es cierto que desde que estoy aquí es algo que tienes que decir sí o sí antes de entrar a un establecimiento, es decir, si por ejemplo quieres ir a una panadería o a la misma caja de un supermercado, si no dices antes bonjour no se lo tomarán muy bien o incluso pueden no hacerte caso hasta que no lo digas.
SEPTIEMBRE
El
mes de septiembre, para mí, fue el mes de la transición, el mes donde más
cambios hubo, el mes donde formé mi grupo, el mes de integración, el mes de
adaptación, el comienzo de todo.
Durante
este tiempo también me fui adaptando a las clases de la universidad. Puedo
decir que no ha sido tan duro como parecía. Me asustaba mucho no poder seguir
bien las clases, no poder entenderme bien con el profesorado y los compañeros,
pero la verdad, he de decir que fue muchísimo más duro el proceso para
inscribirme en las materias, el que no coincidiesen los horarios y todos esos
cambios constantes que en sí el hecho de las clases. La verdad que hasta poder tener
una decisión clara y que no hubiese problemas por parte de mis coordinadores de
España, no pude relajarme del todo.
Septiembre
fue el comienzo de las fiestas. Asistí a mi primera fiesta en Francia en una
casa particular de franceses con muchas personas. Fue bastante caótica al igual
que divertida, conocí a bastante gente muy simpática y fue en ese mismo momento
cuando mi grupo y yo entablamos mucha más amistad. Me siento muy afortunada de
haberles conocido, realmente lo que he formado con todos ellos es una de las
cosas que más deseaba en esta experiencia. Cada uno de nosotros venimos de una
parte diferente de España: Teresa es de Ciudad Real, Alicia de Almería, Iván de
Madrid, Ana de Galicia, Naira de Ceuta, Anita de Granada y yo de Alicante. Realmente se ha creado una muy buena conexión con todos y cada uno de ellos.
Por otro lado, también formé mi primer grupo de amigos franceses junto a Naira y Ana, que son Ludivine y Julián. Los conocí en mis primeros días de universidad y me alegra mucho haberles conocido. Jamás había conocido a dos personas tan risueñas como ellos y siempre hacen por ver la parte más graciosa de las cosas, simplemente tal y como ellos son, son maravillosos.
Otra
de las fiestas que también me gustó mucho fue una celebración organizada por la
universidad llamada Campus Day, en la que en el mismo campus de todas
las facultades organizaban talleres de todo tipo, como por ejemplo un puesto de
comida, otros donde se regalaban cosas o donde se vendía ropa de segunda mano y
tú pagabas el precio que quisieras por ella. La decoración de todo el campus
fue increíble, en algunos momentos me sentía como si estuviera en Estados
Unidos en lugar de estar en Francia. Alrededor de las 6:30/7 de la tarde,
montaron un gran escenario donde ponían música internacional, pusieron
bastantes micrófonos para la gente que quisiera hacer karaoke. Fue genial,
éramos una gran multitud de gente que bailábamos al son de la música junto a la
gente que salía a cantar, fue una gran experiencia.
OCTUBRE
Este
mes empezó con una gran escapada organizada por la agencia de Trency a
Nantes, una ciudad que está a una hora aproximadamente de Angers y este no podía
ser más perfecto sin mi grupo. Estábamos todos ilusionadísimos y eufóricos, tan
solo se nos notaba por el brillo en nuestros ojos y la sonrisa de oreja a oreja
que reflejábamos. Nos quisimos arreglar para la ocasión, al fin y al cabo,
estábamos iniciando nuestra primera excursión y merecía la pena. Nos despertamos
bastante temprano, pero no nos importó porque nuestra ilusión y ganas iban por
delante. Pudimos retratar todos y cada uno de los momentos que vivimos aquel
día, desde el minuto 1 en que íbamos de camino en el autobús hasta la vuelta a
casa.
El
mes continuó con más salidas y fiestas, y sin duda alguna puedo decir que mi
favorita del mes fue la noche de la cena internacional. Fue un evento que organizó
nuestra compañera Manon donde nos reunimos todos los estudiantes
internacionales en un local y teníamos que traer cada uno un plato típico de
nuestro país. Es cierto que cada uno trajimos una cosa diferente, pero la
comida que más había era sobre todo española. En mi caso hice empanadillas de
pisto, que pareció gustar mucho ya que en cuestión de segundos no quedaba
absolutamente nada. En aquel evento tuve la oportunidad de conocer a gente de
diferentes nacionalidades, cosa que fue increíble.
La
verdad es que octubre se podría decir que es uno de los meses que más rápido se
me ha pasado y también ha sido de los mejores hasta ahora. Acudimos parte de
mis amigos y yo a nuestra primera fiesta de nuestra carrera universitaria. Fue
genial porque conocíamos a muchas de las personas, ya que muchas de ellas iban
con nosotros a clase, lo único que no nos gustó demasiado fue la música que
ponían.
Además de fiestas, también hicimos otro tipo de planes, como el día del lago. Y también ese mismo día por la tarde decidimos visitar el museo de bellas artes de Angers que aún no habíamos tenido la ocasión de ir. Fue simplemente maravilloso y sin duda, las dos últimas salas fueron mis favoritas: toda la decoración y los cuadros, todo en su conjunto no podía ser más perfecto.
Más
tarde, sobre las 7, fuimos todos juntos al lago, que no pillaba muy lejos de mi
casa. Recuerdo que las únicas palabras que decía constantemente es que era de
cuento, que me sentía como si estuviera en un cuento, era maravilloso. Mientras
caminaba por el sendero y más me acercaba al agua, me transmitía tanta
inspiración que casi es imposible describir todas esas sensaciones juntas que
pasaban por mi cabeza. Esa noche volví a casa muy contenta y casualmente estábamos
a punto de empezar nuestras vacaciones de Toussaint. Todos teníamos
nuestros planes hechos para poder viajar a otros lugares; algunos dentro de
Francia, otros volvían a España o incluso recibían visitas de familiares y
amigos.
Desgraciadamente, durante estas casi dos semanas de vacaciones, nuestro grupo se separó porque cada uno de nosotros tenía un plan diferente, y por ello, decidimos hacer el primer finde de las vacaciones una cena especial. La decisión del lugar fue de Teresa y la verdad es que no lo podría haber elegido mejor. Fuimos a un restaurante increíble, imposible describirlo con adjetivos para que podáis comprender lo maravilloso que era. Estaba situado en el centro de la ciudad y tenía 3 plantas. Cuando entrabas te topabas con una alfombra roja con forma de caracol, nosotros nos fuimos a la segunda planta. Los camareros y camareras eran bastante jóvenes, de hecho, me atrevería a decir eran de nuestra edad. Fue una despedida muy bonita al igual que divertida. Al acabar de cenar, cogimos todos juntos el autobús y una vez montados empezamos a abrazarnos los unos a los otros mientras nos deseábamos unas buenas vacaciones.
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